Hace unas semanas tuve la suerte de ser invitado a uno de los conciertos que el trovador catalán Joan Manuel Serrat dio en mi pais, Chile; la espera no fue larga, a pesar de que el verano en nustro hemisferio se aproxima lento pero seguro, a eso de las 21:30 hrs. se sentía un frio intenso, rayano en lo desagradable. Con todo, quisiera destacar que ni siquiera ese factor adverso manchó de algun modo tan grato momento. Serrat demostró una sencillez propia de los grandes, gran sentido del humor y una calidad artística fuera de serie. Pese a su sobriedad-solo su guitarra de impecable sonido y amplificación, y un eximio pianista que jamas opacó al cantautor-fue capaz de retener el interés de un fiel público por mas de dos horas.
Abrió el concierto con acordes íntimos de "Menos tu vientre", y así fuimos deleitados con clásicos como Mediterraneo, Penélope, Cantares y Curro. Cuando interpretó Señora, reconoció ya a estas alturas identificarse más con aquella dama que con "el soñador de pelo largo", y mencionó jocosamente el caso de sus hijas y sus pretendientes, la mirada que ellos ponen cuando, avergonzados, tensos y algo apenados, se atrevían a visitarlas en casa...Todos reimos de buena gana, Serrat fue sin duda mucho más que un cantautor, un trovador, un simple animal de escena: fue un verdadero Tertuliano, que te sirve la mesa, te hace sentir como todo un huesped y al fin pasas un rato realmente agradable, reconfortante y animador.
Se acabó; el sol nos dice que llegó el final: por una noche se olvidó que cada uno es cada cual...
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